Es aconsejable contar con cuidadores profesionales cuando tienes ancianos a tu cargo

Cuidar a una persona mayor es una responsabilidad que muchas familias enfrentan en algún momento de sus vidas. A medida que nuestros seres queridos envejecen, sus necesidades se vuelven más complejas y específicas. La pérdida progresiva de movilidad, la aparición de enfermedades crónicas y el deterioro cognitivo son factores que pueden dificultar la capacidad de las familias para proporcionarles el cuidado que necesitan. En este contexto, contar con la ayuda de cuidadores profesionales no solo puede mejorar la calidad de vida de la persona mayor, sino también aliviar la carga emocional y física que recae sobre los familiares.

Uno de los principales beneficios de tener un cuidador profesional es que garantiza una atención adecuada y especializada. Los cuidadores están formados para entender las necesidades específicas de las personas mayores, desde el manejo de medicamentos hasta la movilización física, pasando por la atención a la higiene personal. A menudo, las familias no tienen el conocimiento necesario para manejar situaciones complejas como el cuidado de una persona con demencia o con movilidad reducida, y un cuidador profesional puede ofrecer la experiencia y las habilidades que aseguran que la persona mayor reciba el cuidado que merece.

Además, contar con un cuidador también puede prevenir accidentes y es que las personas mayores son más propensas a sufrir caídas o lesiones debido a la fragilidad física y la disminución de la coordinación. Un cuidador sabe cómo ayudar a la persona mayor a moverse de manera segura, evitando situaciones de riesgo que podrían resultar en fracturas u otras complicaciones graves. Esta supervisión constante y especializada no solo aporta seguridad, sino que también brinda tranquilidad a los familiares, sabiendo que su ser querido está en manos de alguien capacitado.

Otro aspecto relevante es el bienestar emocional de la persona mayor. A medida que envejecen, es común que las personas mayores sientan soledad y aislamiento, especialmente si han perdido a su cónyuge o si sus hijos y nietos no pueden visitarlos con frecuencia debido a compromisos laborales o personales. Un cuidador no solo asiste en las tareas físicas, sino que también puede ofrecer compañía y apoyo emocional. Establecer una relación de confianza y afecto con el cuidador puede ayudar a mejorar el estado de ánimo de la persona mayor, haciéndola sentir más acompañada y atendida. Este aspecto emocional es crucial, ya que la salud mental es tan importante como la física en la tercera edad.

Para las familias, la ayuda de un cuidador también significa un respiro, tal y como nos señalan desde la Agencia Sant Pau. Y es que, tal y como nos cuentan, cuidar de una persona mayor puede ser agotador, tanto física como mentalmente, especialmente si la familia intenta equilibrar esta responsabilidad con otras tareas, como el trabajo y el cuidado de los hijos. El desgaste puede llevar al conocido ‘síndrome del cuidador’, una condición en la que el estrés acumulado y la fatiga afectan negativamente a la salud del cuidador familiar. Delegar algunas de estas responsabilidades a un profesional permite que los familiares puedan disfrutar de tiempo de calidad con la persona mayor sin que la tarea del cuidado se convierta en una fuente de estrés y agotamiento.

Además, un cuidador profesional puede ayudar a organizar y gestionar mejor las necesidades médicas de la persona mayor. La administración de medicamentos, la coordinación de citas médicas o la atención a cambios en la salud son tareas que requieren tiempo y un conocimiento específico. Un cuidador tiene la formación necesaria para garantizar que todo esto se lleve a cabo correctamente y, en muchos casos, puede ser un intermediario útil entre la familia y los médicos o terapeutas, manteniendo a todos informados sobre el estado de salud de la persona mayor.

La decisión de contratar a un cuidador no es fácil, ya que muchas familias pueden sentirse culpables por no ser capaces de asumir la responsabilidad por completo. Sin embargo, es importante recordar que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de amor y responsabilidad. A menudo, delegar el cuidado de una persona mayor a un profesional no significa dejar de cuidar, sino asegurarse de que recibe el mejor trato posible. La atención de un cuidador permite que la persona mayor siga disfrutando de su vida diaria con dignidad y respeto, mientras que la familia puede centrarse en el bienestar emocional de su ser querido, compartiendo momentos de calidad sin las tensiones propias del cuidado diario.

¿En qué zonas de España hay más ancianos viviendo solos?

En España, las zonas con mayor proporción de personas mayores viviendo solas se concentran principalmente en regiones del noroeste, como Galicia, Castilla y León, y Asturias. Provincias como Zamora, Ourense y Lugo son las que presentan el mayor porcentaje de personas mayores de 65 años, lo que está relacionado con su alto índice de envejecimiento. En estas áreas, un número significativo de ancianos viven en hogares unipersonales debido al envejecimiento poblacional y la baja natalidad, factores que están acentuando esta tendencia.

Si bien, en términos generales, el 22,9% de las personas mayores en España vive sola, y esta es una cifra que tiende a aumentar. Este fenómeno es más común entre las mujeres, ya que muchas son viudas, mientras que la mayoría de los hombres mayores tiende a vivir en pareja o en compañía de otros familiares​.