El aceite de oliva virgen extra, AOVE para abreviar, es el único aceite que cuenta con recomendación y, casi obligación de consumo. Hablar de grasas siempre es en detrimento de las mismas. Independientemente del tipo de grasas del que hablemos, en forma solida (mantecas) o liquida (aceites), todas cuentan con la animadversión popular, excepto el aceite de oliva.
Sus propiedades, su beneficios para la salud y el sabor que aporta a cualquier plato, lo han convertido en el producto estrella de la gastronomía española. No hay chef que no utilice, ni comensal que no lo aprecie.
Hablando con los amigos de Olivar y Aceite, hemos reparado en un detalle, como introducir el AOVE en la alimentación de los más pequeños. Estos profesionales del sector de la aceituna, incluyen entre sus actividades, las dirigidas al público infantil, por lo que saben de lo que hablan.
Quizá nos resulte sorprendente comprobar que los más pequeños de la casa, también se convierten pronto en adeptos del oro verde. Tal vez, haya quien se pregunte si es conveniente introducir el aceite de oliva en la dieta de un bebe o cuando es el mejor momento. De esos aspectos y alguno más, vamos a hablar en este post. Los beneficios del AOVE para el consumidor infantil.
En un país como España, según la región en donde uno haya crecido, es posible que cuente con algún recuerdo en el que la merienda consistía en una rebanada de pan con aceite, en algunos casos acompañado de azúcar. Así, sin más, meollo lo llamaban en algunas regiones del sur. Para degustar tan exquisito y sencillo manjar, no era necesario cumplir con ningún requisito de edad. Bastaba con que tu padre o tu madre, no tuvieran ganas de complicarse con la merienda y te ofrecieran el pan con aceite.
Sabemos de sobra que el aceite de oliva es un pilar fundamental de la dieta mediterránea. Sus beneficios son de sobra conocidos y sus bondades aptas para todas las edades. Un bebe, según recomendación de los pediatras, puede empezar a ingerir aceite a partir de los seis meses. En crudo y con las papillas, nada de aceite solo o cocinado. No obstante, es en su estado natural en el que ofrece todas sus propiedades, nutricionalmente hablando.
Introducción del AOVE en la dieta
No debe faltar. Una cucharadita al día, en la ensalada, sobre el pan, en la comida. Incluir el aceite en la alimentación diaria no solo es tradición, es salud.
En el caso de los más pequeños, cuando los bebes empiezan con la alimentación complementaria, pueden comenzar a ingerir aceite de oliva en las papillas. La misma Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria lo recomienda, siempre y cuando se añada a las papillas que admitan la inclusión de aceite en las mismas.
Lo más recomendable es que el aceite sea de la mayor calidad posible. Esto permite mejorar las propiedades organolépticas de los pures infantiles, contribuirá a la palatabilidad y aportará nutrientes a su dieta.
A medida que el pequeño crezca, se incrementará la ingesta de la siguiente manera:
A partir de los seis meses, una cucharada inferior a diez mililitros, en los pures o papillas que lo admitan. Por norma general los de verduras y carne lo admiten bien.
A partir de los dos años y durante toda la etapa de prescolar y escolar, es recomendable ingerir tres o cuatro raciones de AOVE, reduciendo la ingesta de otras grasas.
Cabe destacar, lo altamente recomendable que es la ingesta de aceite de oliva durante el embarazo. Los ácidos grasos que aporta son esenciales para el correcto desarrollo del bebe
Como cabe esperar, para que los más pequeños de la casa se beneficien de todas las propiedades del aceite de oliva, lo mejor es que consuman AOVE. Lo más normal es que para ellos, se elija un aceite suave y no uno fuerte, ya que los sabores intensos no son bien tolerados por los paladares infantiles.
Paladares exigentes
Podemos caer en el error de creer que los pequeños no son exigentes o no tienen criterio gastronómico. Nada más lejos de la realidad. Sus paladares son más exigentes que la del mayor catador. De ahí que no se lo coman todo y escupan la comida muchas veces. Su paladar es delicado y requieren de alimentos adaptados a esa delicadeza y su nivel de exigencia.
Es cierto que los gustos de cada cual son personales. Pero no por ser pequeños dejan de saber lo que les gusta. Los expertos en la materia, son conscientes de que los niños saben diferenciar perfectamente un aceite de oliva virgen extra de uno de peor calidad. Decantándose siempre por los mejores.
Para llegar a estas conclusiones, los centros donde se elabora el aceite, dedican tiempo y esfuerzos a introducir a niños y no tan niños, en el mundo del aceite. Es fácil encontrar actividades de oleoturismo, dirigidas exclusivamente al público infantil. No en vano, son clientes potenciales y sus paladares, exigentes pueden ayudar de forma importante a los productores. Además de aprender ellos mismos sobre el aceite, sus particularidades, métodos de producción y por supuesto, a degustarlo.
Hacer una cata de aceite en familia es una experiencia que une y en la que pueden participar todos los miembros de la familia. A través de esta actividad, es fácil comprobar como los paladares infantiles, no solo son más exigentes, también son mas acertados en su criterio.
Esto es fácil de entender si tienes en cuenta que los niños hablan desde la inocencia y la ingenuidad, sin nada aprendido. Los adultos contamos con la influencia mas o menos directa de otras opiniones.
Durante una cata de aceites de oliva, los niños aprenderán todo lo referente al propio aceite, la forma de degustarlo, la tradición aceitera, los aportes para la salud, etc.
Captar la atención de los pequeños, mostrándoles como es un proceso de elaboración de aceite, para introducirles en un mundo de sabores y matices, ayuda a descubrir aspectos del aceite que un adulto, quizá, pasa por alto.
Por norma general, a los niños les gusta el aceite de oliva. Sin embargo, en ocasiones ocurre justo lo contrario. No les gusta el sabor o simplemente, son malos comedores. Cuando un pequeño no quiere comer, no quiere comer y acaba todo en donde no debe: el suelo, la cara del padre o la madre, la trona, la mesa… No iba a ser menos con el aceite de oliva.
Recurrir a las técnicas de distracción para que coman es fundamental en estos casos. Si se trata de un recelo con el propio aceite, echarlo a la comida sin que se de cuenta es la mejor opción. Puede que detecte el sabor y lo rechace, por lo que es mejor utilizar los aceites más suaves. Para lo que no comen porque simplemente, la comida no es lo suyo, recurrir a distracciones televisivas es la alternativa mas eficaz, avalada por la gran mayoría de padres actuales.
Poner en la tele algún programa que les llame la atención y darles de comer mientras contemplan embelesados la pantalla, es la mejor manera de que ingieran todo lo que les pongas en el plato, o al menos una cantidad razonable. Incluir el aceite en esos platos, es la mejor manera de hacer que lo coman sin rechistar y se beneficien de sus propiedades.
Como fuere, aquí lo importante es que el aceite de oliva virgen extra, es tan beneficioso para niños como adultos. La manera en que se incluya en la dieta solo tiene relevancia a la hora de empezar a introducirlo. Ya cuando sean mayores, aprenderán a disfrutar con mayor plenitud las virtudes del oro verde.